Class 5 - Leonor López de Córdoba (1)

11:00A - Housekeeping

11:05 - Lectura de texto de Leonor y el documental Mujeres en la Historia

Genealogía de Pedro I el Cruel o el Justiciero

Invocación

¿Dice la verdad Leonor?

En el documental aparecen diferentes opiniones al respecto. ¿Quien dice qué?

[14:27min.]

  1. Y el rey Enrique mandó que le cortasen la cabeza a mi padre en la plaza de San Francisco de Sevilla y que le fueran confiscados sus bienes y los de su yerno valedores y criados. Y cuando le llevaban para ser ejecutado se encontró con mosén Bertrand du Guesclin, el caballero francés que entregó al rey don Pedro para que lo matase. Le dijo a mi padre señor “Maestre no os decía yo que vuestras andanzas habían de parar en esto”, y mi padre respondió: “Más vale morir como leal como yo lo he hecho que no vivir como vos vivís habiendo sido traidor”.

[José Luis Sánchez Lora, Universidad Huelva] El honor es algo que a don Martín le iba a costar demasiado caro. Y no estoy pensando ahora tanto en perder en la vida, sino en la forma cómo perdió la vida. El problema para un noble guerrero no era morir, el problema era morir sin dignidad, sin honor, y parece ser que este es el caso de don Martín. Su hija doña Leonor en sus memorias nos lo presenta muriendo de forma noble de acuerdo con los fueros de la nobleza y nos dice sencillamente que le cortaron la cabeza en la plaza de San Francisco. Sin embargo el canciller López de Ayala contemporáneo de estos hechos nos dice que a don Martín lo arrastraron por Sevilla y llegando a la plaza de San Francisco, le cortaron los pies y las manos y lo quemaron. Naturalmente alguien miente. El canciller no tiene razones para mentir puesto que como parcial que es del Rey Enrique no tiene por qué achacarle o atribuirle una crueldad excesiva o al menos gratuita. Sin embargo, doña Leonor sí tiene razones para mentir, puesto que el rey ha perseguido a su padre. Más allá de la muerte, le ha hecho lo peor que se le podía hacer un noble: darle muerte afrentosa y por lo tanto hacerle morir sin honor, razón de más, por lo tanto, para que doña Leonor intente ocultar esa muerte a todas luces infamante.

[Ma Milagros Rivera, Universitat de Barcelona] Pienso que no miente, yo como historiadora que me gusta el texto, que amo las fuentes, pues sé que ella es la testigo presencial que hay, la que está ante lo que ocurrió, y por tanto para mí lo que ella dice es la verdad. En el caso de que después tuviera otros motivos para interferir en su propia memoria, a mí no me gusta pensar cómo se suele decir que ella lo hace por defender la , yo pienso que en primer lugar ella, si mintiera, lo hace porque ama el padre, es una niña que ha quedado huérfana casi al nacer, que no llega a conocer a la madre, y la figura más próxima a su vida el mundo es el padre, un padre al que ella admira lo largo de toda su historia.

[Ignacio Salvador, Universidad Complutense] 32:59 Mi parecen es muy contundente. Hay en estas memorias una serie de detalles, incluso de los más nimios, que documentalmente son verídicos. En consecuencia, pienso, que cuando hay una contraposición un contraste entre las memorias de Leonor o relatos coetáneos como la Crónica de Ayala, el Cronicón cordobenses o la Cuarta crónica general, se debe prestar veracidad al relato que hace doña Leonor.

Los años de cautiverio de ella y su familia

Ver fragmento del Documental:

[18:00 min.]

Después d la muerte de mi padre, los demás que quedamos estuvimos presos en las atarazanas 9 años, hasta que el rey don Enrique falleció. Y nuestros maridos tenían 60 lb de hierro cada 1 en los pies y mi hermano don Lope una cadena encima de los hierros en que había 70 eslabones. Él era niño de 13 años, la más hermosa criatura que había en el mundo. A mi marido poníanlo en el aljibe del hambre y teníanlo 6 o 7 días que nunca comía ni bebía porque era primo de las señoras infantas, hijas del Rey don Pedro. En esto vino una pestilencia y murieron todos mis dos hermanos y mis cuñados y 13 caballeros de la casa de mi padre y a todos los llevaban a desherrar al desherradero, como moros, después de muertos. Y no quedaron en las atarazanas de la casa de mi señor el Maestre sino mi marido y yo.

[Voz en off] Probablemente este sea el único testimonio que existe de alguien prisionero en las Atarazanas. Mandadas construir por Alfonso X, el Sabio, como astilleros, las Atarazanas cumplieron su misión durante un tiempo hasta que la inactividad en el sector las sumió en un largo periodo de abandono. Más tarde, se convertirían en recinto de dolor y terror. Los Reyes Pedro, Enrique de Tastámara y sus sucesores utilizaron las Atarazanas como cárcel. Ocho años tenía Leonor cuando la encerraron aquí. Su único delito: ser hija de Martín López de Córdoba, el mayor privado del Rey Pedro I. Solo ella y su marido lograron sobrevivir cuando abandonaron las Atarazanas a la muerte del Rey Enrique. Leonor había cumplido los 18 años.

La llegada de su marido y el inicio de la recuperación de la posición de Leonor

[20:21]

Y mandó en su testamento el rey don Enrique que nos tornasen todo lo nuestro, y yo quedé en Córdoba en casa de mi señora tía y mi marido fue a demandar lo suyo porque a él quedáronle muchos bienes de su padre y madre. Y los que tenían sus bienes no atendieron sus demandas. Al cabo de 7 años un conocido lo vio en Badajoz y le dijo que yo estaba muy bien andante. Mi marido cabalgó encima de su mula que valía muy pocos dineros, y lo que traía vestido no valía 30 maravedís, y entróse por la puerta de la casa de mi señora tía.
[29:12] La vida de Leonor se alteró con la llegada de su marido. La vida de Leonor se alteró con la llegada de su marido. Mientras estuvo sola no le importó vivir de la caridad de su familia, pero ahora era distinto: necesitaba un hogar propio. Su tía les cedió una casa junto a la suya. Leonor dice en su autobiografía que todas las noches rezaba 300 avemarías a la Virgen para que la autorizasen a abrir un postigo que permitiese el acceso directo desde su casa a la de su tía sin salir al exterior, no quería que la viesen cómo iba a comer a la mesa de sus parientes. Leonor se avergonzaba de su situación de indigencia y cuenta que un día, cuando iba a comenzar la obra, se encontró con que su tía se había arrepentido y ya no la dejaba abrir el postigo:

criadas suyas le havían buelto su corazón que no lo hiziese, y fui tan desconsolada que perdí la paciencia y la que me hizo más contradición con mi señora mi tía se murió en mis manos comiéndose la lengua.

[27:59] Da la impresión de que doña Leonor estrangula a la criada. Si fue así, la verdad es que el hecho no tiene la más mínima relevancia, ni en el plano jurídico, ni en el religioso, ni en el moral. Para entender esto tenemos que situarnos no solo en la mentalidad del siglo XIV, sino en la mentalidad de la nobleza: la criada le ha hecho una gran afrenta al impedirle ocultar su pobreza, al tenerla que hacer pública, y eso para un noble es insufrible absolutamente. La nobleza es incompatible con la pobreza, porque la riqueza es premio de la virtud del noble, por lo tanto hay que tener este elemento muy en cuenta para comprender también las constantes alusiones que doña Leonor hace en sus memorias a la riqueza que tuvo, a la que no tiene y a la que espera volver a tener. Esto no es afán de lucro, no es el afán de lucro burgués, que va abriéndose camino a partir ya de esta época, el afán de doña Leonor es el honor. Solamente que la riqueza es un medio para mantener ese honor, por lo tanto esto también explica su intensa vida religiosa en esta época, pidiéndole a Dios no por su alma, sino bienes de fortuna. En realidad también hay que entender qué es un Dios a la manera medieval, con muy pocas exigencias de carácter evangélico, es como un rey que exige vasallaje a cambio de mercedes.

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